Monday, January 05, 2015

La mente del mercado.

Entender cómo se forman las burbujas financieras es uno de los problemas que más se ha investigado en la teoría económica pero con muy pocos resultados.

Uno de los ejemplos históricos más paradigmáticos de burbuja financiera ocurrió en 1637 en Amsterdam cuando la vulva de tulipán alcanzó precios desorbitados.

Ejemplos más modernos de burbujas financieras son la burbuja japonesa de los 90, la burbuja tecnológica de los 90 en los EE.UU. y la burbuja inmobiliaria de los 2000-2008.

Toda burbuja, espcialmente la inmobiliaria, trae consigo efectos macoeconómicos que distorsionan la economía a largo plazo (Schiller 2005).

A pesar de estos ejemplos traumáticos no hay todavía una teoría precisa que explique cómo se forma y cuándo termina una burbuja financiera.

La definición canónica de burbuja financiera es el comercio activo de un bien a precios muy superiores a la de su valor fundamental. De esta definición se sigue que en toda burbuja financiera hay una apreciación rápida de la subida del precio y un estallido. Pero esto no es demasiado predictivo porque no identifica una burbuja antes de que estalle y si además tenemos en cuenta que los valores fundamentales de los activos o bienes rara vez son conocidos con precisión es difícil identificar una burbuja si las burbujas se definen a partir de unos precios por encima de un valor fundamental desconocido.

Por todo esto, ha habido un cambio de mentalidad entre algunos economistas que les ha conducido a dejar de lado los principios de la economía neoclásica que aseveran que los precios equivalen a información agregada completa para guiar la toma de decisiones y elecciones en el mercado.

La única forma de empezar a entender la dinámica de la formación de las burbujas financieras es estudiarlas en mercados experimentales con activos artificiales que tienen un valor fundamental conocido.

En estos mercados la variabilidad de los precios no se puede explicar por un cambio en el valor fundamental. De hecho, se ha observado con estos mercados experimentales que cierto tipo de activos producen burbujas con carácter cíclico, incluso cuando el valor fundamental es conocido por todos los brókers.

La teoría estándar de los precios de los activos asume que los mercados competitivos no son estratégicos e intencionales, es decir, que los beneficios o dividendos dependen solo de los precios y estos no se pueden influir (cambiar).

Sin embargo, numerosos experimentos de los mencionados mercados experimentales en laboratorio muestran evidencias empíricas con resultados comportamentales donde la elección de los individuos no depende tanto del valor fundamental y los precios de los activos, como sí de la inferencia e interpretación de las intenciones de otros agentes en mercados burbuja.

Parece ser, o así es como interpretan los datos De Martino y colaboradores, que la Teoría de la Mente o la habilidad para inferir los estados mentales de los demás que es una habilidad fundamental de la cognición humana, en algunos contextos institucionales como el económico puede resultar ser maladaptativo.

Este estudio combinó un entorno financiero experimental con modelización comportamental y métodos de neuroimagen para identificar el código computacional de la circuitería neuronal del cerebro de los brókers responsable de la formación de las burbujas financieras.

Su hipótesis fue que el incremento en el precio observado en las burbujas financieras está asociado a una representación inflada de los valores de los activos en la zona ventral media de la corteza prefrontal del cerebro humano que predispone a comprar o vender activos con un precio sobredimensionado.

Estos valores inflados estan causados por un intento maladaptativo de inferir las intenciones y estados mentales de otros agentes económicos en un mercado de rápido crecimiento. 

El uso maladaptivo de la Teoría de la Mente cuyos correlatos neuronales se encuentran en la corteza prefrontal dorsomedial está implicada en la actualización del valor computacional de los precios representados en la zona ventralmedia de la corteza prefrontal, conduciendo a la formación de las burbujas financieras.

Para testar el papel de las intenciones de los agentes económicos a la hora de modular los precios de los activos crearon un mercado experimental con opciones de compra, venta y estatus quo, como variables dependientes, y precios de mercado y valores fundamentales, como variables independientes, a partir de un montante pecuniario de 60 dolares para participar en el mercado.


Los resultados comportamentales de la administración de distintas baterías para medir la Teoría de la Mente (Reading the Mind in the Eyes Test) y sesiones de neuroimagen para medir la actividad del cerebro durante las operaciones en el mercado experimental, les ha llevado a concluir a los autores de este estudio que la Teoría de la Mente y sus mecanismos computacionales que a lo largo de la historia evolutiva del ser humano han sido de gran ayuda porque nos han permitido tener en cuenta las intenciones de los demás, puede llevar a comportamientos maladaptivos en contextos institucionales modernos como los mercados financieros.

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ResearchBlogging.orgDe Martino B, O'Doherty JP, Ray D, Bossaerts P, & Camerer C (2013). In the mind of the market: theory of mind biases value computation during financial bubbles. Neuron, 79 (6), 1222-31 PMID: 24050407

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